Erotismo y celibato activo
En el terreno donde la carne y el espíritu se abrazan, nace un poema que no es solo palabra: es rito, es respiración, es latido.
Amén en el Santo Coño surge desde la vivencia del celibato activo, donde el placer no se niega, sino que se transforma en energía creativa, mística y expansiva.
Este poema es una ofrenda a la unión sagrada entre el deseo y la conciencia, sin imposiciones, sin juicios, desde la libertad absoluta de quien elige transitar este camino.
El poema: Amén en el Santo Coño
Llegué.
No como llega el que conquista,
sino como el que ha peregrinado descalzo
sobre brasas y auroras,
llevando mi volcán encadenado
y mi hambre en ayuno de carne.
Surfeé cada ola del deseo
sin dejar que rompiera en la orilla.
Guardé en mi cáliz de carne
la leche de todos mis amaneceres,
hasta que el cielo decidió abrir su altar.
Entro en ti como se entra en un templo,
lento,
en silencio,
sintiendo cómo tu calor
es la primera verdad que tocan mis manos.
En tu hondura recibo el dictado sagrado:
palabras que no son mías,
sino de los dioses que habitan
en la humedad de tu trono.
Mi cuerpo tiembla,
mi espada de fuego se rinde a tu manto,
y cuando el clímax me arranca del mundo,
no grito.
Solo digo:
Amén.
Y si la muerte me lleva en ese instante,
me encontrará sonriendo,
con la certeza de que he bebido
el último sorbo del cáliz del universo.
Sexo sagrado: cuando el deseo es ceremonia
La energía sexual como fuerza creativa
En el sexo sagrado, la energía sexual no es un fin, sino un cauce.
Se guarda, se nutre y se deja fluir por todo el cuerpo, despertando no solo el placer, sino también la inspiración, la lucidez y la conexión espiritual.
La paciencia como arte erótico
El celibato activo enseña que la espera es un afrodisíaco.
Cada roce, cada mirada y cada respiración se intensifican cuando el clímax no es inmediato.
La tensión se vuelve aliada y el cuerpo aprende a saborear la antesala infinita.
El orgasmo como oración final
En esta experiencia, el orgasmo se convierte en una plegaria.
No es una descarga, sino un acto consciente que honra el cuerpo y al otro, uniendo lo carnal y lo divino en un solo instante.
Placer, mística y libertad
Amén en el Santo Coño no es solo un poema, es una declaración: el erotismo puede ser un camino de libertad y trascendencia.
En el sexo sagrado y el celibato activo, el placer deja de ser una meta y se convierte en un estado permanente.
Quien recorra este sendero sabrá que el verdadero clímax no está solo en el final, sino en cada momento que conduce a él.