Deseo con fervor
de peregrino que llega al templo,
arrodillarme ante un coño que se sepa altar.
Un coño que quiera ser venerado,
que se desnude con gozo,
para ser admirado,
olido,
saboreado.
Ansío con toda el alma
un coño que se sepa fiesta,
que se ofrezca sin miedo,
y lo diga
con la boca,
con los ojos,
sonriendo.
No quiero cualquier coño.
Quiero uno que diga Amén.
Un coño con hambre de boca,
con ganas de aplauso,
que goce cada beso,
y lo celebre como si fuera su cumpleaños.
Amén