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En este espacio de poesía erótica anónima, las palabras no solo acarician, también bendicen.

Este poema erótico sagrado es una ofrenda a la entrega, al cuerpo derramado, al néctar íntimo que solo algunos labios pueden nombrar.

Leerlo es participar de un rito secreto donde el placer se convierte en liturgia.


Solo yo bebo ese elixir
que brota cuando te rindes al abismo.

Solo yo he sido llamado
a la ceremonia de tu cuerpo derramado.

No hay copa más noble,
ni vino más honesto
que tu flujo tibio, salado,
memoria líquida de un mar antiguo.

Cuando llega el chorro
no lo esquivo,
no lo temo.

Lo recibo
con los labios abiertos
y los ojos cerrados,
como se recibe lo divino.

Bebo tu esencia.
No hay otra boca en el mundo
que conozca ese sabor.

Ese privilegio.
Ese pacto sin palabras.

Me haces único,
porque tú
me has elegido
como cáliz.